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Amarga medicina

22 de julio de 2003

El gobierno alemán y la oposición llegaron a un acuerdo para reformar el sistema de salud, que padece de un déficit crónico y, además, creciente. El costo de la terapia recaerá principalmente sobre los pacientes.

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El sistema de salud ya no cubrirá los gastos de prótesis dentales.Imagen: AP

El problema no es nuevo. Desde hace más de 25 años se viene intentando reformar el sistema de salud de Alemania, aquejado por un alza permanente de costos. Pero nadie logró llevar a la práctica los cambios estructurales necesarios, en primer lugar debido a la resistencia de los principales grupos de interés del área, como la industria farmacéutica y los médicos. Ahora, el gobierno y la oposición anuncian con bombos y platillos un acuerdo para llevar a cambio dicha reforma, que sus detractores consideran sólo un paliativo temporal a los problemas. En otras palabras, argumentan que servirá para curar síntomas, pero no el mal de fondo.

Diagnóstico: déficit crónico

El diagnóstico, en todo caso, es bastante claro: desde 1997, sube permanentemente la cuota del seguro médico, ya sea público o privado. Aun así, las cajas aseguradoras terminaron el año pasado con un saldo de 3.000 millones de euros en contra. La situación va de mal en peor, debido a diversos factores, como el envejecimiento de la población, las nuevas tecnologías médicas, que encarecen los costos, y el aumento del desempleo, que reduce el número de personas que cotizan en el sistema.

En lo tocante al mercado laboral se produce además un círculo vicioso, porque las empresas pagan parte del seguro médico de sus empleados. Estos costos adicionales, cada vez mayores, encarecen a su vez el trabajo, frenando nuevas contrataciones y fomentando así indirectamente la desocupación.

La terapia

Gesundheitsreform Ulla Schmidt und Horst Seehofer
La ministra de Salud, Ulla Schmidt, y el negociador de la oposición, Horst Seehofer.Imagen: AP

El acuerdo logrado, que aún debe vertirse en un proyecto de ley y someterse a la aprobación parlamentaria, contempla una serie de medidas para evitar que el sistema se desangre y colapse. La intención es ahorrar, por etapas, más de 23.000 millones de euros hasta el año 2007. El grueso de la carga recaerá sobre los asegurados, que deberán por ejemplo contratar pólizas adicionales para prótesis dentales, y tendrán que pagar diez euros por visita al médico, al semestre. También los medicamentos deberán ser costeados en mayor proporción que hasta el momento por los pacientes.

Los críticos de la reforma proyectada sostienen que la industria farmacéutica y los médicos salieron casi incólumes de la operación, dado que la cuenta habrán de pagarla sobre todo los usuarios del sistema. Otros advierten que no se llevará a cabo la cirugía radical que sería necesaria, motivo por el cual la próxima crisis resultará inevitable. Sea como fuere, con este paso, el canciller Gerhard Schröder ha conseguido liberarse del reproche de la inoperancia, mientras la oposición puede jactarse de haber elegido la vía constructiva y no la del bloqueo.