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Alemania y su papel en la ONU

27 de septiembre de 2002

Alemania fue elegida como miembro rotativo del Consejo de Seguridad de la ONU, en momentos en que la tensión política internacional va en aumento y Estados Unidos presiona por una nueva resolución contra Irak.

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Alemania integrará, por 2 años, el Consejo de Seguridad de la ONU.Imagen: AP

No es la primera vez que Alemania ocupa un asiento entre los miembros rotativos del Consejo de Seguridad, el órgano más importante de la ONU. Ya en tres oportunidades anteriores había pertenecido al círculo encargado de velar por la paz y la seguridad en el mundo. Pero, en esta ocasión, la elección cobra una relevancia particular en vista de que está sobre el tapete el conflicto en torno a Irak.

La presión de Washington

Ciertamente son los miembros permanentes del Consejo -Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China- los que tienen el mayor peso en la toma de decisiones y pueden bloquear cualquier iniciativa con su derecho a veto. Por este motivo, hacia ellos se dirigen de momento las presiones estadounidenses en pro de una nueva resolución que ponga entre la espada y la pared a Saddam Hussein.

Pero a todo el grupo le corresponde por cierto una responsabilidad especial en los asuntos de la guerra y la paz. Aunque los países recién elegidos asumirán sus puestos sólo a comienzos del año entrante, es muy probable que por ese entonces el tema de Irak siga igualmente candente. Por lo menos eso es lo que podría derivarse de la resolución que se dispone a presentar Washington, con el respaldo de Londres. De acuerdo con lo que se ha filtrado, ésta exhortaría a Bagdad a cooperar con los inspectores de armas en el lapso de dos meses y amenazaría con represalias militares en caso de que no se cumpla tal exigencia.

¿Aislamiento o credibilidad?

La postura alemana, todavía contraria a una intervención militar contra Irak -con o sin resolución de la ONU- da pie a interpretaciones diversas. La Casa Blanca la ha tomado como una rebelión y casi una afrenta personal. Otros piensan que ha aislado a Berlín en el Consejo de Seguridad, como el ex ministro de Relaciones Exteriores germano Klaus Kinkel, miembro del Partido Liberal Demócrata, actualmente en la oposición. Pero también hay quienes estiman que Alemania ha ganado con ello independencia y credibilidad, lo que la facultaría para asumir un papel mediador.

Sea como fuere, mantener dicha posición no será precisamente fácil, estando en el seno mismo del organismo; menos aún en vista de que Berlín se esmera por lograr una reconciliación con Washington. Al margen de lo anterior, el gran desafío que se plantea actualmente es reafirmar el peso de la ONU como instancia para dirimir conflictos y superar crisis, y evitar que se vuelva irrelevante, ya sea porque algunos burlan impunemente sus dictados o porque otros pretenden instrumentalizarla al servicio de sus propios intereses.