Alemania: ¿Socialdemocracia poco social?

La presión fiscal ha llevado en los últimos años a una reestructuración del gasto social en Alemania. Muchos temen que uno de los Estados del Bienestar por excelencia, esté arriesgando su reputación de haber logrado un equilibrio entre las necesidades de los menos favorecidos y una economía potente, la mixtura conocida como "Economía Social de Mercado".

Reformas y racionalización

Por un lado, las reformas implican procesos que aspiran a simplificar procesos económicos. Por otro lado, se trata de lograr mayor eficacia en la burocracia que acompaña los servicios sociales por un lado, pero también de racionalizar las prestaciones públicas, que implica medidas impopulares que otorgan munición política a la oposición.

A partir del 2005 la reforma conocida como "Hartz IV" unificará la ayuda social y la ayuda al desempleo. Esta reforma laboral no sólo se critica desde la oposición conservadora, ahora también el socio minoritario en la coalición del Gobierno, el Partido Verde, critica al Partido Socialdemócrata del canciller Gerhard Schroeder.

Asimismo numerosas organizaciones sociales temen que una legislación más dura que restringe el acceso a la ayuda estatal pueda desembocar en una "oposición no parlamentaria acompañada del recrudecimiento del clima social".

Ataques al ministro

El ministro de Economía Wolfgang Clement está ahora en la mira de la crítica. El socialdemócrata se defiende y tranquiliza a la opinión pública afirmando que ningún necesitado se quedará sin la ayuda del Gobierno.

El Gobierno se ve en aprietos ante la opinión pública, especialmente cuando intelectuales que tradicionalmente han apoyado a la socialdemocracia formulan abiertamente sus críticas.

Uno de los más célebres hasta el momento es el Premio Nobel de Literatura Gunter Grass. En una entrevista que publicará el semanario "Der Spiegel" el próximo lunes, el escritor lamenta que la socialdemocracia alemana padezca de "esa vieja enfermedad" que hace imposible que se comunique claramente con la población. El ministro de Finanzas, Hans Eichel, "es incapaz de explicar las presiones políticas de tal manera que se entiendan", dice Grass.

¿Culpa de Kohl?

Para muchos llega demasiado tarde la defensa del Gobierno y de su entorno. Las autoridades señalan la falta de previsión de la cual habrían pecado los gobiernos sucesivos del conservador Helmut Kohl. Durante 16 años no se habría pensado en el futuro de la financiación de la seguridad social. Asimismo, la supuesta falta de orientación económica de la reunificación alemana ataría hoy las manos públicas bloqueando cualquier intención seria de inversión pública.

El actual entorno estival no se presenta como idóneo para que Clement defienda su política. En el mes de julio 85.000 personas se sumaron a las listas de desempleados. Es una cifra más elevada de lo común, ya que junto a la menor actividad económica propia de los meses de verano, el mal tiempo en esta temporada redujo la demanda en el sector de hostelería.