Alemania: segunda vuelta para Merkel

El recuento de votos tras las elecciones anticipadas de 2005 no concluyó como ninguno de los partidos esperaba. El resultado arrojaba un ganador, la CDU, la Unión Democratacristiana de Angela Merkel, pero la victoria era justa y desencadenó semanas de discusiones sobre a quién realmente habían otorgado los alemanes el derecho a gobernar.

Del tira y afloja surgió la gran coalición, y otra lucha interna por la cancillería acabó decidiéndose a favor Angela Merkel, la primera mujer canciller de la historia de Alemania. Los eternos enemigos, democratacristianos y socialcristianos por un lado, y socialdemócratas por el otro, se subieron al mismo barco político. La oposición quedó arrinconada en el Bundestag, afectada por profundos sentimientos de traición.

Desde entonces hasta hoy han pasado dos años: la mitad de la legislatura. Merkel ha impregnado el Gobierno, organizado una Cumbre del G-8, presidido la Unión Europea y virado de Rusia a Estados Unidos las amistades diplomáticas del país. Las crisis profundas en el ejecutivo han amenazado más de una vez con aparecer, pero todas ellas han sido esquivadas.

Los analistas políticos insisten en criticar el principio de contentar a todos, base del funcionamiento de la gran coalición, que acaba cumpliendo los deseos más inverosímiles de los partidos que la forman: unos logran sacar adelante sus propuestas cuando otros ven suficientemente compensado el dejar que se pase por encima de las propias.

Y con todo, a Merkel le sobra energía para afrontar la segunda vuelta. La canciller quiere que este Gobierno pase a la Historia y marque para siempre la Alemania del futuro. Los temas en la agenda son todo menos poco espinosos.

Resuelto y por resolver

La semana que viene, el ejecutivo alemán se reúne en la ciudad de Meseberg, en el este de Alemania. El encuentro no es como otro cualquiera: se trata de fijar los objetivos para los próximos dos años, además de hacer balance del periodo concluido.

Gran parte de los puntos incluidos en el contrato que los partidos firmaron a la hora de unirse para gobernar han sido ya cumplidos. Tras eternas discusiones, se puso en marcha una reforma del sistema de salud. En 2007 entró en vigor la subida del IVA al 19%, con consecuencias menos desastrosas de las que muchos predijeron.

Pero aún quedan muchas cuestiones abiertas como, por ejemplo, la actual discusión sobre la necesidad o no de fijar en Alemania un salario mínimo interprofesional, lo que los socialdemócratas exigen pero rechazan los conservadores.

A la última gran empresa estatal, la compañía de ferrocarriles Deutsche Bahn, le queda una privatización por delante cuyos detalles están por fijar. Con un ingeniero alemán en manos de los talibanes y una alemana recién liberada en Afganistán, Berlín tendrá que decidir si renueva su mandato y mantiene o no a sus soldados en el país asiático.

El medio ambiente, en primera plana

Otras cuestiones que fluyen todavía en el tintero de la gran coalición: la fase más dura de la reforma del sistema federal, la que ha de resolver el modo por el que se financiarán los Estados federados, o las controvertidas medidas con las que Wolfgang Schäuble, el ministro del Interior, se ha propuesto luchar contra la amenaza del terrorismo internacional en Alemania.

Pero el cambio climático comenzó como el gran tema del Gobierno de Merkel, y como gran tema se mantiene. La canciller alemana se ha declarado a sí misma activista oficial en pro del medio ambiente. Incluso a George W. Bush logró movilizar Merkel, tímidamente. Y la semana pasada, la canciller viajó a Groenlandia para comprobar con sus propios ojos cómo se derrite el hielo que hará aumentar el nivel de los mares.

Las emisiones de CO2 a la atmósfera deben ser reducidas drásticamente y hay que aumentar la eficiencia de la producción energética. Hasta aquí algunas de las conclusiones del análisis medioambiental. Pero la gran coalición tiene que solventar aún la tarea más difícil: la de determinar e implantar las medidas concretas con las que piensa frenar el calentamiento global.