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Los drones o aviones no tripulados existen desde hace poco, pero ya han adquirido una connotación negativa: vigilancia, destrucción, muerte. La realidad es que los drones también pueden salvar vidas. En Baviera, un equipo de ingenieros eléctricos sobrevuela con un dron un campo en el que se cree que hay corzos escondidos entre la vegetación. El avión está equipado con una cámara infrarroja y otra de color. La primera detecta la presencia de seres vivos en el campo. La segunda determina si se trata o no de un corzo. Con este método ya se ha salvado a muchos corzos de las garras de las máquinas segadoras.