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Alemania protesta

29 de agosto de 2004

El enojo en el este alemán crece, en el oeste el sentimiento de solidaridad se esfuma. Políticos de todos los partidos advierten sobre el peligro de una división política en Alemania.

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Partido Social Demócrata alemán enfrenta prueba de fuego.Imagen: AP

Las reformas sociales del canciller Gerhard Schröder ha puesto de relieve que el proceso de unificación del país todavía no ha concluido 15 años después de la caída del muro.

Ante las crecientes manifestaciones en diversas ciudades del Este, Schröder ha manifestado su temor de que se pueda dar una nueva división del país. Si bien las concentraciones se dirigen en principio contra la reforma laboral que contempla equiparar el subsidio a los parados crónicos a la ayuda social, en el fondo reflejan el descontento de aquella de las dos Alemanias que, por diversos motivos, se siente la perdedora de la unificación.

Reproches en este y oeste

“Aunque más de uno en los viejos estados federados se pueda preguntar por qué el Oeste siempre tiene que responder por el Este, no me canso de subrayar que somos un solo pueblo, que debemos estar unidos y que el Este sigue dependiendo de la solidaridad del Oeste”, advierte el canciller en una entrevista que publica el semanario ”Super-Illu”.

Con ello Schröder alude a las transferencias millonarias que siguen efectuándose cada año a los estados federados del Este, en buena parte a través del llamado impuesto de solidaridad que –muchos olvidan- pagan todos los ciudadanos, también los de Este.

El que las regiones de la antigua República Democrática Alemana (RDA) sigan siendo la parte económicamente más deprimida, pese a las ayudas económicas, es a menudo instrumento de reproche en el Oeste, donde incluso se llega a oír que los germano-orientales no han hecho más que despilfarrar esas transferencias.

Al mismo tiempo, a los alemanes del Este el hecho de que se les recuerde que su evolución económica se debe en buena parte a la solidaridad de sus compatriotas del Oeste hace sentirles ciudadanos de segunda clase.

Reformas necesarias y correctas

No extraña que con las dificultades económicas crezca la añoranza de viejos tiempos que, con el paso de los años, se recuerdan mejores. Según un informe publicado recientemente por la Oficina Federal de Estadística, el 76 por ciento de los alemanes del Este considera que el socialismo “fue una buena idea sólo que mal aplicada” y sólo un 39 por ciento están contentos con la democracia.

Muchos políticos han reaccionado estos días ensalzando sobremanera los esfuerzos realizados por los germano-orientales durante los últimos quince años.

“Hay que animar a la gente a estar orgullosa de lo que ha conseguido, tanto en lo que se refiere al trabajo de reconstrucción en si como a su capacidad de adaptarse en un tiempo mínimo a condiciones que habían cambiado radicalmente”, sostiene Schröder en la citada entrevista.

El canciller dice estar convencido de que la gente acabará entendiendo que las decisiones del gobierno son necesarias y correctas, lo que mejorará el diálogo y pondrá fin a las manifestaciones.

Schröder ha sido recibido con lanzamiento de huevos en dos actos públicos, ambos en el este de Alemania, lo que no ha mermado su disposición a aplicar las reformas y explicarlas en público.

SPD ausente en Leipzig

El gobierno opina que la falta de aceptación de las reformas es fruto de errores de comunicación y por ello ha lanzado una amplia campaña de divulgación, con anuncios en todos los periódicos de amplia difusión y una mayor presencia en actos públicos.

Sin embargo, por ahora nadie ha anunciado su presencia en alguna de las manifestaciones que se celebran los lunes en recuerdo a las que precedieron al fin de la RDA, aunque el ministro de Exteriores y vicecanciller, Joschka Fischer, ha mostrado interés.

El lunes la atención estará puesta de momento en Oskar Lafontaine, antiguo ministro de Finanzas y rival interno de Schröder, que acudirá a la manifestación de Leipzig invitado por una plataforma de izquierdas.