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Alemania, meca de la música clásica

12 de diciembre de 2019

La densidad única del paisaje coral, orquestal y teatral, así como la fuerte inversión en cultura convierten a Alemania en la meca de la música clásica. El país se prepara para celebrar el 250 aniversario de Beethoven.

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Imagen: Getty Images/I. Fassbender

Grandes clásicos como Goethe, Schiller, Kant y Schopenhauer han contribuido a que Alemania sea conocida mundialmente como la nación de los poetas y los pensadores. Por su parte, compositores como Bach, Beethoven y Brahms hicieron de su patria un país de genios musicales. Concretamente Beethoven está considerado como el compositor clásico más conocido internacionalmente. Con motivo del 250 aniversario de su nacimiento, en 2020, orquestas de todo el mundo interpretarán sus obras, sobre todo en Alemania.

Aquí, la densidad única del paisaje coral, orquestas y teatral, así como la fuerte inversión en cultura, convierten a Alemania en la meca de la música clásica. "Cuanto más me alejo de Alemania, mayor es la admiración que suscita”, dice Christian Höppner, secretario general del Consejo alemán de la Música. "Por ejemplo, en Brasil, Alemania se percibe como ‘país de la música' de manera mucho más intensa que en nuestros países vecinos directos”, asegura. El Consejo alemán de la Música es la asociación que representa los intereses de unos 14 millones de personas que hacen música en Alemania.

Numerosas orquestas

Según datos de la Unión de Orquestas Alemanas, en 2018 había 129 orquestas públicas repartidas en todo el país. Formaciones como la Filarmónica de Berlín, la Staatskapelle de Dresde y la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig se cuentan entre las mejores del mundo. En ese tupido paisaje orquestal no están incluidas reputadas agrupaciones de cámara y conjuntos de música antigua y contemporánea, como, por ejemplo, la Filarmonía de Cámara de Bremen, Concerto Köln y el Ensemble Modern. También hay orquestas de jóvenes.

¿Hacen falta tantos teatros de música?

También en lo referente a teatros de música, Alemania es una especie rara: el país cuenta con más de 80 ensembles estables de ópera, casi tantos como en el resto del mundo. La mayoría de los alrededor de 560 teatros de ópera del mundo funcionan de forma temporal, es decir, que no tienen cuerpos estables, sino que contratan a cantantes o producciones enteras durante un tiempo definido. Hay voces críticas que preguntan una y otra vez si son necesarias tantas orquestas y casas de ópera subvencionadas en Alemania. "Nunca son suficientes”, responde Christian Höppner, que aboga por la diversidad cultural, por la cual cada orquesta y cada teatro son insustituibles.

Christian Höppner
Christian Höppner, secretario general del Consejo alemán de la Música.Imagen: DW/Jan Röhl

La inversión en cultura está regulada por el Estado

Esta diversidad cultural necesita una financiación adecuada. En ningún país del mundo se subvenciona públicamente la cultura tanto como en Alemania: más de diez mil millones de euros se invirtieron en 2019 para apoyar instituciones culturales. De ellos, más de tres mil millones estuvieron destinados a la música y los teatros de ópera. Tanto los municipios como los estados federados contribuyen sustancialmente a financiar la música, que además, recibe también fondos de la UE, de las empresas, de fundaciones y de personas privadas.

"La formación y la cultura son para nosotros tareas de responsabilidad pública y, por lo tanto, reciben fundamentalmente financiación pública”, dice Christian Höppner. Mientras, en países como EE. UU. el fomento de la cultura se lleva a cabo casi totalmente de forma privada. "El dinero privado va siempre de la manos de intereses”, dice Höppner. Algo que puede verse en EE. UU., donde los ricos mecenas pueden influir en la programación. En Alemania, los Parlamentos controlan la financiación, pero no los contenidos.

Festivales de música: desde Bayreuth hasta Donaueschingen

Según cifras del Centro alemán de Información Musical (MIZ por sus siglas en alemán), entre 1980 y 2010 se cuadriplicó el número de festivales musicales. Actualmente hay más de 500 eventos de este tipo. Casi un tercio de ellos se centran en la llamada "E-Musik” (música seria): desde la contemporánea, como los "Donaueschinger Musiktage”, hasta la música antigua, los festivales de música de cámara y los que tienen como protagonista a un solo instrumento, como el de piano del Ruhr. También hay festivales dedicados a la ópera y al teatro musical, como el de Múnich, la Trienal del Ruhr y el exótico (para Alemania) Festival Rossini, dedicado al bel canto.

Tras las huellas de Beethoven en Bonn

Visitantes de todo el mundo

La popularidad de los festivales alemanes florece: en 2019, 73.000 visitantes de Europa y otros lugares del mundo acudieron al Festival Bach, de Leipzig. A las wagnerianas funciones de Bayreuth llegan cada estío más de 62.000 aficionados. Muchos de ellos han debido esperar años hasta lograr la ansiada entrada que les pemitirá peregrinar hasta la Verde Colina. Otros festivales significativos son el de Rhingau y el de Schleswig-Holstein. En 2020, el Festival Beethoven de Bonn repartirá entre primavera y otoño sus conciertos. La Sociedad BTHVN para conmemorar el aniversario del genio de Bonn promueve 250 proyectos alrededor de su figura en todo el país y dispone de 30 millones de euros para hacerlo.

Alemania ¿una nación amante de la música?

Si hemos de creer a la estadísticas, los alemanes adoran la música clásica. De los casi 83 millones de habitantes, alrededor de 14 millones tocan un instrumento o cantan en un coro. En uno de cada seis hogares se tocan uno o varios instrumentos. Hay listas de espera para estudiar en escuelas de música y jardines infantiles con educación musical. En todo el país hay casi mil escuelas públicas de música, a las que acuden para formarse casi 1,5 millones de niños y jóvenes. Pero también se aprende música en jardines infantiles y escuelas.

Nueva tendencia: conciertos participativos

No todos los alemanes disfrutan de una formación musical, pero les gusta escuchar música. Según cifras del Consejo alemán de la Música, al 33 por ciento de los alemanes les gusta la música clásica. Solo en Rusia y Japón hay cifras similarmente elevadas.

Y cada vez gozan de más popularidad los llamados conciertos participativos, en los que el asistente puede cantar. Seguro que en el año conmemorativo del 250 aniversario del nacimiento de Beethoven, la "Oda a la alegría”, de Friedrich Schiller será uno de los textos más entonados. Recordemos que Beethoven puso música a los versos de Schiller en el último movimiento de su Novena Sinfonía. Ya hay anuncios en internet para participar en conciertos donde el público también canta.

(ms/cp)

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