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Alemania 6 – Azerbaiyán 1

Pablo Kummetz8 de septiembre de 2010

Azerbaiyán fue -confirmando los pronósticos- un rival de aquellos con los que todo equipo sueña, uno que no juega pero deja jugar.

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Lukas Podolski (dcha.) y Mesut Özil festejan el 2 a 0.Imagen: picture alliance / dpa

La victoria 6-1 de Alemania llegó como se preveía: abultada, contundente y vistosa. El partido valido para la eliminatoria a la Eurocopa del 2012 celebrado en Colonia fue más un espectáculo para la afición que un reto deportivo; los alemanes son ahora líderes de su grupo gracias al promedio de goles (+6) pese a estar empatados en puntos (6) con Turquía, selección que derrotó a Bélgica en Estambul (3-2) y luce como el más enconado rival en la disputa por el único cupo directo.  Alemania enfrentará a Turquía el próximo 8 de octubre en Berlín, donde los locales con seguridad se sentirán en algunos momentos como visitantes pues la población emigrante de origen turco de la capital acogerá a sus jugadores como si estuvieran en casa.

Un paseo con cambios

El entrenador de Azerbaiyán, Berti Vogts, quien llevó a Alemania a la consecución de su último gran título internacional, la Eurocopa de 1996, dijo antes del partido entre el equipo actualmente a su cargo y el de sus compatriotas: "no tenemos por qué hacernos ilusiones, aquí en Colonia no tenemos la más mínima oportunidad", Azerbaiyán es un país en pleno desarrollo futbolístico que con seguridad "no va a dar una sorpresa frente a una de las mejores selecciones del mundo, si no la mejor".

Vogts tenía toda la razón, y desde el primer minuto del partido fue evidente lo que todos preveían: Alemania arrolló a su rival sin consideración. Pero al poderío exhibido por los germanos se sumó también la tímida actitud de Azerbaiyán, donde conforme pasaban los minutos parecía que el único jugador activo era el guardameta, que volaba de lado a lado mientras sus compañeros se limitaban a rechazar el balón tirándolo lo más lejos posible, o a fungir como obstáculos vivientes en una carrera de slalom que los delanteros teutones siempre ganaban.

En resumen, el enfrentamiento fue un paseo, pero uno con un par de cambios importantes hacia el futuro para la selección alemana ya que el entrenador Joachim Löw decidió compensar la carencia de un lateral izquierdo (Marcel Jansen, Jeromé Boateng y Dennis Aogo están lesionados) enviando al capitán Philipp Lahm a la posición, en la que siempre brilló pero la cual había abandonado de común acuerdo con el cuerpo técnico que accedió a su deseo de jugar por la banda derecha, donde formó en el Mundial de Sudáfrica 2010.

Efectos positivos

Con Lahm por izquierda el defensor Heiko Westermann tuvo que quedarse en la banca de suplentes y en la formación inicial apareció el nombre del lateral derecho Sascha Riether, quien con 27 años cumplió contra Azerbaiyán su segunda aparición con el uniforme alemán tras haber debutado en la selección el pasado mes de agosto en el amistoso contra Dinamarca. El movimiento de Löw, independientemente de la calidad del rival, le dio una nueva identidad a la banda izquierda alemana que en el pasado reciente ha acusado problemas.

Con un enemigo que como Azerbaiyán no atacaba, Lahm y Lukas Podolski, que juega en el 1. FC Colonia, le imprimieron una enorme dinámica a ese costado comprobando que los problemas del sector son más de sociedad que de posibilidades. De hecho Podolski –el viernes anterior en Bélgica con un rendimiento preocupantemente bajo- se erigió como la figura de la cancha al anotar el segundo gol, servir el tercero que anotó Klose, e hilvanar en solitario toda la jugada que derivaría en el sexto.

"Poldi", como le dicen con cariño sus seguidores, logró destacarse gracias a una simple variación en la formación táctica de la selección, lo cual debe darle a Löw un par de cosas en qué pensar para el importante partido contra Turquía en Berlín, donde el rival será mucho más exigente y una banda izquierda en capacidad de generar tanto peligro como la derecha es no sólo una necesidad sino una obligación.

El impulso desde la defensa

Lo que de todas formas sí puede tranquilizar al entrenador alemán fue un descubrimiento hecho casi en forma casual: el valor de Holger Badstuber en la exitosa apertura del juego desde el fondo. Löw insistió también contra Azerbaiyán en que Per Mertesacker al recuperar el balón ganara espacio moviéndose al frente; contra Bélgica la idea se puso en práctica pero no generó demasiados dividendos.

En el minuto 11 el partido terminó para el central por culpa de un golpe en el ojo derecho y su lugar lo tomó Heiko Westermann, quien se concentró en la labor defensiva mientras Badstuber asumió las incursiones en el terreno contrario, con gran éxito y calidad; si Mertesacker cumplió ese papel sin

verdaderamente encontrar cómo, es decir, sin que sus avances fueran el nacimiento de un ataque de formato, Badstuber lució en el desempeño de la tarea como si fuera un volante creativo. Sus pases fueron precisos, sentaron las bases de numerosos ataques, uno de ellos originó un gol (el segundo de

Podolski) y para coronar su actuación consiguió de cabeza el 5-1.

En últimas Alemania, que encajó un gol en contra que se puede calificar como "accidente de trabajo" por lo inesperado (cabezazo al primer poste luego de un tiro de esquina), se quedó gracias al paseo contra Azerbaiyán con el liderato de su grupo y un par de importantes conclusiones tácticas de las cuales se servirá para cuando lleguen los partidos difíciles.

Autor: Daniel Martínez
Editor: Pablo Kummetz