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Aceite de palma - Pros y contras

24 de febrero de 2010

La palma aceitera polariza. Para los defensores, su cultivo es positivo para la protección del clima y la lucha contra la pobreza. Los críticos lo consideran un camino erróneo en la búsqueda de nuevos biocombustibles.

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El aceite de palma polariza a defensores y detractores de su cultivo.Imagen: DW-TV

A favor del aceite de palma

El aceite de palma es un producto especialmente sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Así lo argumenta Alan Oxley, de la organización no gubernamental pro desarrollo World Growth. Genera diez veces más energía que la que consume. Además, otros aceites vegetales necesitan una superficie diez veces mayor para conseguir el mismo nivel de producción.

World Growth presentó, en el marco de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático de Copenhague, un informe que prueba cómo la producción de aceite de palma contribuye a reducir la pobreza en los países en vías de desarrollo. El aceite de palma puede alcanzar un rendimiento superior a 3.000 dólares por hectárea, mientras que, con la agricultura tradicional, se obtendrían menos de 100 dólares.

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Productos industriales, pero también alimenticios, se nutren del aceite de palma.Imagen: fotolia/Sergei Didyk

También el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD, por sus siglas en inglés) impulsa un proyecto en Uganda para explorar el papel del aceite de palma como instrumento para combatir la pobreza.

Economistas como Tim Wilson, del Instituto de Asuntos Públicos australiano, con sede en Melbourne, cree que los ecologistas contemplan de forma demasiado superficial el problema de la deforestación. "No es la palma la que amenaza a la selva, sino la pobreza", afirma Wilson. Para proteger la selva de forma efectiva resulta indispensable abordar de raíz las causas de la deforestación.

Si no hubiera demanda de aceite de palma, la población rural cultivaría igualmente otros productos que incluso devorarían más terreno y, por consiguiente, serían peores para la selva tropical y el medio ambiente. Diferentes estudios aseguran que, entre el 50 y el 70% de la tala de bosques en Indonesia, la realizan pequeños agricultores y no las grandes compañías agrícolas para instalar sus plantaciones.

Un boicot al aceite de palma, como reclaman muchos ecologistas, tendría nefastas consecuencias para los habitantes de las áreas agrícolas y, con ello, también para la selva tropical y el clima.

En contra del aceite de palma

Sólo en Indonesia, Greenpeace cifra en aproximadamente cinco campos de fútbol la superficie talada cada minuto que pasa. Numerosos estudios vinculan el auge del aceite de palma a este fenómeno. Tanto Greenpeace como la organización Salvad la Selva Tropical documentan cómo la selva desaparece de forma sobrecogedora en favor de las plantaciones de aceite de palma.

Palmöl Plantage in Aceh
Plantación de palma aceitera: ¿sinónimo de tala de bosques?Imagen: Vidi Athena Dewi Legowo

Es por ello que el aceite de palma es cualquier cosa menos bueno para el medio ambiente. Para el cultivo de la palma aceitera se tala incluso los bosques de turba, auténticos almacenes naturales de dióxido de carbono. El balance ecológico de un litro de biodiésel resulta hasta veinte veces peor que el de un litro de diésel de origen fósil. A todo ello hay que añadir que el monocultivo de las plantaciones de palma de aceite restringe aún más el espacio vital de especies en peligro de extinción y contamina las aguas a través del uso masivo de abonos y pesticidas.

En opinión de las organizaciones ecologistas, los certificados expedidos por la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible (RSPO) constituyen únicamente un "greenwashing" ("lavado verde") de los productos elaborados con aceite de palma. Las compañías agrícolas pueden saltarse los estándares de sostenibilidad exigidos para la obtención de dicho sello de calidad dada la corrupción imperante.

Pero las plantaciones de palma aceitera no sólo ocasionan devastación ecológica, sino también social. En Indonesia, la organización ecologista Walhi documentó centenares de conflictos entre pequeñas comunidades y compañías solamente en Sumatra.

En Colombia, decenas de miles de personas fueron expulsadas de forma violenta de sus tierras para plantar palma aceitera a gran escala. Según diversas organizaciones pro derechos humanos internacionales y colombianas, la industria del aceite de palma mantiene estrechos vínculos con los paramilitares y los "señores de la droga" en Colombia. El dinero procedente del narcotráfico se blanquea a través de la inversión en nuevas plantaciones.

Un estudio del Banco Mundial de 2008 muestra, además, cómo la producción de carburantes a partir de plantas comestibles es responsable del 75% del aumento de precios global de los alimentos. El auge del aceite de palma ha encarecido significativamente los alimentos básicos también en Indonesia. Es el caso del aceite de freír, cuyo precio aumentó en un 50%.

Autor: Oliver Samson
Redacción: Emili Vinagre