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Abbas: Debut en Washington

25 de julio de 2003

El primer ministro palestino, Mahmud Abbas, fue recibido por primera vez en la Casa Blanca por el presidente estadounidense, George Bush, quien criticó la construcción israelí de un muro en los lindes de la Cisjordania.

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Abbas y Bush: encuentro clave para la paz en el Medio Oriente.Imagen: AP

El primer encuentro de Bush y Abbas en Washington es considerado clave para la suerte que pueda correr el plan de paz para el Medio Oriente. La llamada "hoja de ruta", impulsada por Estados Unidos, la Unión Europea, la ONU y Rusia, sigue pendiendo de un hilo, pese a los avances ya logrados, como la tregua anunciada a fines de junio por los grupos extremistas Hamas y Yihad Islámica. Incluso este cese del fuego corre peligro de venirse abajo, debido a la demanda de liberación de cerca de 6000 prisioneros palestinos que Israel se niega a aceptar.

Imparcialidad en duda

Para los palestinos, resulta fundamental la actitud de la Casa Blanca frente a sus reivindicaciones. Lo es también para Abbas, quien debe convencer a su pueblo de que defiende su causa con determinación y no se limita a cumplir los dictados de Washington. "Si ellos tienen la impresión de que no hay reacción ni compromiso de parte norteamericana, la situación se pondría bastante difícil para mi gobierno y para mi", señaló el premier antes de reunirse con Bush. Por eso, este encuentro estaba destinado, en primera línea, a generar confianza.

Tan fácil no es el cometido, teniendo en cuenta las estrechas relaciones que sostiene Washington con Israel, que hacen dudar a algunos de su imparcialidad. Como botón de muestra, baste recordar que el primer ministro israelí, Ariel Scharon, ha visitado ya siete veces la capital estadounidense, y lo hará por octava ocasión el próximo martes. En cambio, ésta es la primera oportunidad en que el presidente invita a un jefe de gobierno palestino a visitarle en su sede de gobierno.

La opción de Bush

Igualmente delicado es el hecho de que Estados Unidos comparta con Israel la voluntad de neutralizar políticamente al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat. Así las cosas, no es de extrañar que los palestinos depositen más confianza en los europeos, que se resisten a romper vínculos con Arafat y han respaldado desde hace años a la ANP financieramente, con el propósito de contribuir a lograr un acuerdo político en el Medio Oriente.

Pero tanto los palestinos como la Unión Europea saben que no habrá paz en la región si no es con la decidida participación de Washington. Sólo la superpotencia occidental está en condiciones de ejercer la presión suficiente sobre Israel y el bando opuesto. Pero, para que ello pueda llegar a tener éxito, se necesita también un líder palestino fuerte y con autoridad suficiente para contener la violencia. Bush optó por Abbas y no podía despedir ahora a su huésped con las manos vacías; encontró un punto concreto para complacerlo, calificando de "problema" la fortificación que Israel levanta con el argumento de prevenir atentados desde los territorios palestinos. Al respecto, puntualizó que "es difícil generar confianza cuando un muro atraviesa la Cisjordania". Más concesiones oficiales no hubo para el visitante, que aspira a que el jefe de la Casa Blanca ejerza más presión sobre el gobierno de Israel. El resultado de su cometido se verá durante el próximo viaje de Sharon.