1952, el año en que una niebla tóxica sepultó Londres
Hace 70 años, una espesa niebla tóxica se posó sobre Londres. 12.000 personas murieron y otras 100.000 fueron hospitalizadas. El caso prendió las alarmas y la lucha contra la contaminación atmosférica en las ciudades.
Conducción solo con guía a pie
La urbe sobre el Támesis es conocida por la bruma de aire viciado. En el invierno de 1952, una condición meteorológica especial hizo que la visibilidad cayera hasta 30 centímetros. Los vehículos solo podían avanzar a paso de humano, y solo con la ayuda de un guía que iba a pie.
Cada paseo al aire libre, un riesgo
Las temperaturas eran bajas a principios de diciembre de 1952. Los londinenses prendían la calefacción al máximo, que significaba poner mucho carbón en la estufa. Así, cada día se emitían 1.000 toneladas de partículas de humo y 2.000 toneladas de dióxido de carbono. En el aire húmedo provocado por la niebla se formaban cada día 800 toneladas de ácido sulfúrico que envenenaban el aire.
Protección con sencillos tapabocas de tela
Los políticos se preocuparon primero por la perturbación del tráfico aéreo antes de tomarse en serio los informes sobre casos de asfixia de reses en el mercado de carne de Smithfield. Los niños pequeños, los ancianos y las personas con enfermedades respiratorias sufrieron especialmente el smog. Muchas personas intentaban protegerse del aire contaminado usando tapabocas.
Perdidos sin rumbo
No todos los londinenses enfermaron, pero todos sufrieron de mala visibilidad. Este policía da indicaciones a un motorista. Brian Commins, testigo y experto en contaminación atmosférica, recordaba en una entrevista a la BBC: "Intentaba cruzar una carretera muy ancha e iba despacio. Después de unos diez minutos no sabía dónde estaba".
Atasco en lugar de vista despejada
La espesa niebla también provocó un caos del tráfico. El tránsito de automóviles quedó prácticamente paralizado, como aquí, en el céntrico barrio londinense de Blackfriars. En el este de la ciudad, los residentes apenas podían ver sus propios pies en la niebla tóxica. El aire contaminado se colaba por ventanas y puertas, las funciones de cine y teatro tuvieron que ser canceladas.
Esquivando las toxinas bajo tierra
El aire viciado no llegaba a los túneles. Muchos londinenses usaron el metro para sus cosas diarias. La nube tóxica se mantuvo sobre la ciudad durante cinco días hasta que finalmente llegó el viento y trajo alivio. El viento se llevó la tóxica "sopa de guisantes", como se llamó al aire amarillento y maloliente.
Aire denso en las grandes ciudades
El smog del invierno de 1952 tuvo una cosa buena: se empezó a reconocer la contaminación atmosférica como un problema. En 1956 se aprobó la Clean Air Act, una ley que debía mejorar la calidad del aire en las ciudades británicas. Pero hoy, en lugar de ácido sulfúrico, el polvo fino y el dióxido de nitrógeno ponen en peligro la salud. Sin embargo, la sombría vista del Tower Bridge ya es historia.