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Venezuela, el dilema de Dilma

Evan Romero-Castillo (EL)2 de julio de 2015

Venezuela se ha convertido en un lastre para la presidenta brasileña: el Gobierno y el partido de Dilma Rousseff tienen mucho que perder tanto si intervienen en la crisis de su vecino como si se abstienen de hacerlo.

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La jefa del Gobierno brasileño, Dilma Rousseff, y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
La jefa del Gobierno brasileño, Dilma Rousseff, y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.Imagen: picture-alliance/dpa/F. Bizerra Jr

Aunque el interés en estabilizar a Venezuela es compartido por los Estados más influyentes del continente americano, la severa crisis política, institucional, social y económica de ese país caribeño pone a prueba constantemente la capacidad de mediación de Gobiernos e instancias multilaterales por igual. Según Christopher Mendonça y Víctor Mijares, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), el liderazgo de la actual mandataria brasileña, Dilma Rousseff, es el que más ha sufrido en esas lides.

De la “mujer fuerte de Brasilia” se espera que emule a su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), quien intervino más de una vez en los asuntos internos venezolanos; pero sus circunstancias son otras. De hecho, pronunciarse o no sobre Venezuela es el gran dilema de Rousseff. “Si se decidiera a intervenir, Dilma terminaría forzando tácitamente al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a hacer concesiones –una apertura política y económica, por ejemplo– que él no está en capacidad de llevar adelante”, explica Mijares.

En esta imagen de 2006, el entonces presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (der.), y su homólogo venezolano, Hugo Chávez.
En esta imagen de 2006, el entonces presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (der.), y su homólogo venezolano, Hugo Chávez.Imagen: picture-alliance/dpa/C. Gallo

Conflictos de intereses

“Además, Dilma perjudicaría de facto los intereses que los partidos de Gobierno de Brasil y Venezuela tienen en común: por un lado, las cordiales relaciones político-ideológicas que el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil cultiva con el chavismo desde hace lustros y, por otro, los negocios que ambos hacen con conglomerados brasileños como Odebrecht, que está a cargo de obras colosales en territorio venezolano”, sigue Mijares, acotando que Rousseff también tiene mucho que perder si se abstiene de mediar en la crisis de su vecino.

“Si Brasil no asume el rol que se espera de él como potencia regional –el papel del garante de paz, estabilidad y democracia en Sudamérica– se empañará su reputación de global player, se debilitará su voz frente a la de Estados Unidos en el continente y, de cara a la OEA, flaquearán las instituciones donde Brasil lleva la batuta: el MERCOSUR y la UNASUR”, predice Mijares. Mendonça cita la impopularidad de Rousseff y el escándalo de corrupción en torno a Odebrecht como catalizadores de la incómoda posición en que se halla la mandataria.

El sociólogo Fernando Henrique Cardoso, expresidente de Brasil (1995-2002).
El sociólogo Fernando Henrique Cardoso, expresidente de Brasil (1995-2002).Imagen: picture-alliance/dpa/dpaweb/B. Rodriguez

Ofensiva socialdemócrata en Brasil

“El desplome de los índices de popularidad de Dilma es aprovechado por la oposición brasileña para romper un tabú, asumiendo un rol protagónico en la política exterior del país y llamando la atención del mundo hacia los desafueros del oficialismo en Venezuela. Al mismo tiempo, la oposición brasileña advierte sobre los estrechos vínculos políticos y opacos nexos económicos entre el PT y el chavismo para contribuir al desgaste de la de por sí vapuleada imagen del Gobierno de Dilma”, comenta Mendonça.

“Quien encabeza esta ofensiva es Aécio Neves, presidente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el mayor grupo opositor del país, pero su autor intelectual es el expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), un sociólogo cuyos aportes intelectuales son muy apreciados en América Latina”, asegura Mijares. Mendonça anticipa la posibilidad de que tanto las ramificaciones del caso Odebrecht como la cercanía de Lula y Rousseff con Hugo Chávez y Nicolás Maduro le pongan un final abrupto a la hegemonía del PT en Brasil.