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Zelaya vs. Micheletti: ¿qué papel le toca a la comunidad internacional?

23 de septiembre de 2009

La preocupación es que la situación escale en Honduras. ¿Qué papel ha desempeñado en el conflicto la comunidad internacional? ¿Qué le toca hacer ahora? DW-WORLD consultó con políticos y expertos.

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A supporter of Honduras's ousted President Manuel Zelaya sits on a rock in a road block during a protest in Tegucigalpa, Tuesday, Sept. 22, 2009. Baton-wielding soldiers used tear gas and water cannons to chase away thousands who demonstrated outside the Brazilian Embassy on Tuesday, leaving deposed President Manuel Zelaya and 70 friends and relatives trapped inside without water, electricity or phones. (AP Photo/Rodrigo Abd)
Un partidario de Zelaya durante una manifestación.Imagen: AP

"El régimen golpista está desafiando al mundo; la comunidad internacional quiere una salida negociada, pacífica, pero aquí lo que hay como respuesta es violencia, represión contra el pueblo", declara Manuel Zelaya desde la embajada de Brasil, seguro del respaldo internacional. Roberto Micheletti– presidente de facto- afirma que está dispuesto a negociar si Zelaya reconoce la legitimidad de los comicios presidenciales convocados para el 29 de noviembre, en los que no participaría el depuesto mandatario, y aclaró que en las negociaciones no estaría a discusión su posible restitución. Las órdenes de arresto siguen vigentes.

A estas declaraciones se unen las imágenes de manifestantes en Tegucigalpa vitoreando la vuelta del depuesto presidente Zelaya. También las de las fuerzas de seguridad dispersándolos y las noticias de que se prolonga el toque de queda dispuesto por el Gobierno de facto de Roberto Micheletti, y Brasil –en cuya embajada se alberga Zelaya- declara que no tolerará actos violentos contra su representación y pide una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Llamado a la calma

Las reacciones internacionales no se hacen esperar: Washington también urge a respetar la inmunidad de la delegación diplomática y diversas voces internacionales exhortan a la búsqueda de una solución negociada. "Esta crisis ha tenido para Honduras un coste en términos humanos, pero también políticos y económicos. Su resolución tendría que haberse producido mucho antes", subraya la comisaria europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner. El Acuerdo de San José– en el que se exige como condición sine qua non la restitución de Manuel Zelaya- seguiría siendo la base.

Cabe recordar que en julio, pocos días después del golpe de Estado que sacó del poder a Zelaya, los países miembros de la UE suspendieron sus programas de cooperación al desarrollo con Honduras, a excepción de la asistencia humanitaria y la ayuda de emergencia, y congelaron las relaciones con el “Gobierno golpista”.

¿Se equivoca la comunidad internacional?

“La reacción de la comunidad internacional es equivocada”, decía a Deutsche Welle un ciudadano hondureño, pues apoyar a Zelaya es como apoyar a un político que pretende el totalitarismo y eternizarse en el poder.

“Yo no estaba de acuerdo con Zelaya ni con el referéndum ni con el cambio de la Constitución que hubiera permitido su reelección”, dice a Deutsche Welle Luis Yáñez, portavoz del grupo socialista del Parlamento Europeo para América Latina y presidente de Eurolat, y puntualiza: “Yo defiendo el orden democrático, que tanto esfuerzo ha costado". Por eso, la Unión Europea y todos los organismos internacionales por unanimidad apoyan a Zelaya, pues “en los temas de los principios hay límites que nunca se pueden sobrepasar. La deposición de un presidente constitucional por unas fuerzas militares no puede ser aceptada. Crearía un futuro imprevisible para Honduras y sería un mal ejemplo, como si hubiese golpes malos, golpes buenos, golpes aceptables”.

Al respecto del apoyo a Zelaya, el europarlamentario alemán Wolfgang Kreissl-Dörfler- quienha visto crecer las relaciones entre Unión Europea y América Latina– opina: “Era una exigencia necesaria; todo el resto hubiese sido una señal equivocada”.

Siga leyendo: "La postura internacional ha impedido una salida negocida"

Riot police clash with supporters of Honduras' ousted President Manuel Zelaya in front of the Brazilian embassy in Tegucigalpa, Tuesday, Sept 22, 2009. Baton-wielding police fired tear gas at thousands of demonstrators Tuesday morning, chasing them away from the Brazilian embassy where their deposed president who snuck back into the country remains holed up, avoiding threatened arrest.(AP Photo/Esteban Felix)
Policía frente a la embajada de Brasil, donde se encuentra encerrado Zelaya.Imagen: AP

La postura internacional entorpece la salida negociada”

Mariana Llanos, investigadora del Instituto para Estudios Globales de Hamburgo, opina por el contrario que la comunidad internacional reaccionó muy rápidamente, muy abruptamente y muy parcialmente de parte de una de las posturas. “Al ponerse tan a favor de Zelaya e interpretar de entrada esto como un golpe de Estado, sin discusiones, se ha entorpecido una salida negociada”.

Convertir el nombre de Zelaya en sinónimo de democracia ha hecho imposible cualquier otra vía: “una comisión que conduzca la transición, sin poner ninguna figura como incuestionable”, analiza la politóloga, que está a punto de sacar un libro acerca de las caídas de presidentes en América Latina, recordando que, en el caso de Zelaya, los otros poderes democráticos apoyaban su destitución.

¿Cómo aportar a la solución?

Como fuere, aparte de la exhortación al diálogo, ¿cómo puede contribuir la comunidad internacional para que se encuentre la salida a este conflicto? ¿Apoyando la convocatoria a las elecciones de noviembre?

“Sólo si se permite la participación de todos los candidatos. Unas elecciones que son sólo una pantalla no pueden ser apoyadas”, dice Kreissl-Dörfler. “Si las convoca un Gobierno de facto, no pueden recibir nuestro apoyo”, coincide Yánez.

¿Entonces? “Hay una sola cosa que podamos hacer”, dice a Deutsche Welle Kreiessl-Dörfler, quien no cree que las sanciones hagan mella en las elites hondureñas: “Junto con Estados Unidos, Naciones Unidas, la OEA y la Unión Europea ejercer la presión sobre ambos mandatarios para que vean que, así, la cosa no va”.

Autor: Mirra Banchón
Editor: Luna Bolívar Manaut