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Opinión: Ataques aíslan a Turquía

Seda Serdar 19 de febrero de 2016

Los ataques terroristas ocurridos en Ankara y su conexión con las llamadas Unidades de Protección Popular constituyen un giro muy peligroso. Turquía necesita evitar nuevos puntos de conflicto, afirma Seda Serdar.

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Imagen: Reuters/Ihlas News Agency

Tras la explosión ocurrida en Ankara en octubre pasado, la capital turca fue sacudida de nuevo por otro atentado terrorista. El suceso se produce en una época en la cual Turquía se siente atrapada y no coincide del todo con sus antiguos aliados en el marco del conflicto sirio. El momento escogido por los terroristas para el atentado que costó la vida a 28 personas parece comprobar el argumento de Turquía en cuanto a la presencia de grupos kurdos en la región.

Pelea en muchos frentes

El primer ministro turco, Davutoglu, responsabilizó a las organizaciones Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y Unidades de Protección Popular (YPG) por el atentado. Mientras el PKK es conocido como una organización terrorista, las YPG son el brazo armado del Partido Unión Democrática (PYD) de Siria. Además, las YPG son consideradas por Turquía como aliadas del PKK.

Sin embargo, los más poderosos aliados de Turquía en la lucha contra el terrorismo -incluidos Estados Unidos y la Unión Europea- ven a las YPG como un actor importante en la lucha contra Estado Islámico (EI). Esto siempre ha sido así. Pero acontecimientos recientes registrados en la zona fronteriza, así como el establecimiento de campamentos kurdos en la zona norte de Siria son vistos como una auténtica amenaza para Turquía. La persecución de las YPG fue una respuesta a los actos violentos de esta organización contra Turquía. Las advertencias turcas de las pasadas semanas no fueron suficientes para establecer ante la comunidad internacional cuán ardientemente se opone Ankara a que las YPG sean consideradas como interlocutor válido.

Tras el ataque de Ankara, las intenciones del gobierno de sacar adelante un decreto antiterrorista fueron desechados por el pro-kurdo Partido Democrático Popular (HDP), al cual le indigna la persecución del PKK por parte de las fuerzas armadas turcas en la parte oriental del país. Esto indica claramente que el gobierno no está en condiciones de lograr la unidad nacional, ni siquiera en las situaciones más extremas. También es una señal de que el HDP no está dispuesto a apoyar ninguna iniciativa que pretenda denunciar al PKK.

Estado de aislamiento

Así las cosas, no parece funcionar la política turca que pretendía convertir a la crisis de refugiados en un impulso para solucionar más rápidamente el conflicto sirio. Tampoco era realista la aspiración de Ankara en cuanto a que esta estrategia sería consistente con los intereses turcos. La zona de exclusión aérea en la que venía insistiendo Turquía encontró algo de apoyo por parte de la canciller alemana, Angela Merkel. Pero fue muy poco, y muy tardío.

El conflicto sirio es un problema internacional que llega al mismo presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Pero a pesar de eso, de la agresiva intervención de Rusia, y de la sordera de la comunidad internacional, Turquía es la que está en el frente directo del conflicto. Su falta de capacidad para resolver el problema doméstico con los kurdos, permitiendo que se extendiera debido a sus políticas hacia los kurdos de Siria, ha dejado a Ankara aislada y vulnerable.

El papel de Rusia

Este aislamiento podría traducirse en mayor violencia. Turquía ha considerado la posibilidad de que su ejército lance una ofensiva terrestre en Siria, algo que Estados Unidos ha tratado de evitar desde que comenzó este conflicto. El gobierno turco ha dejado muy en claro que hará todo lo posible por proteger la seguridad nacional, si considera que ésta se ve amenazada.

Por eso, el ataque de Ankara y su conexión con las YPG constituyen una muy peligrosa serie de acontecimientos. Turquía debe evitar cualquier forma de confrontación militar en Siria. El conflicto en la parte oriental del territorio turco ya ha cobrado cientos de vidas. El mayor error que podría cometer el gobierno sería desestabilizar aún más a la región.

En sus declaraciones más recientes, el primer ministro Davutoglu resaltó la relación del PKK con la antigua Unión Soviética, y añadió que la organización ha sido utilizada por otros países desde entonces. Pero atizar más la tensión actual entre Rusia y Turquía solo causará más daño. Si Turquía se involucra en una aventura militar en territorio sirio, se aislará aún más. Lo que necesita es definir sus prioridades. Por el momento, se enfrenta a varios problemas: la cuestión turca, la crisis de refugiados en sus fronteras y, no por último, el conflicto sirio y las tensiones internacionales que éste ha creado entre Turquía y los actores involucrados. Turquía necesita urgentemente una política exterior consistente y un plan claro para resolver los desafíos internos, incluidos la crisis de refugiados y el terrorismo.