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Feminicidios en Argentina: amores que matan

Cristina Papaleo
14 de febrero de 2017

Para las mujeres argentinas el peligro acecha tanto en la calle como en el hogar. La violencia de género no se limita a las violaciones, sino que hace uso de todo el registro de la brutalidad. ¿Cuáles son las causas?

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Protestas contra la violencia contra las mujeres en Argentina.
Protestas contra la violencia contra las mujeres en Argentina.Imagen: Getty Images/AFP/E. Abramovich

Hombres que asesinan a tiros no solo a sus mujeres, sino también a toda la familia de esta. Mujeres que son golpeadas, destrozadas y abandonadas al costado de la carretera en agonía. Madres que son agredidas frente a sus hijos hasta morir. Mujeres violadas en plena calle y a plena luz del día. Y eso en un país modelo en cuanto a conquistas de género y a la reivindicación de derechos, tanto de las mujeres como de la comunidad LGBT. ¿Qué es lo que provoca este recrudecimiento de la violencia contra las mujeres y hace que en Argentina ya haya este año 57 femicidios hasta el 12 de febrero? Cada 18 horas, una mujer es asesinada por su pareja o su expareja, según el Instituto de Políticas de Género Wanda Taddei, una cifra basada en datos de comisarías y fiscalías especializadas en esa área, a falta de cifras oficiales. En 2016 moría, según la misma fuente, una mujer cada 30 horas.

"La modalidad de los feminicidios en Argentina es que ahora son 'vinculantes', es decir, que no solo matan a las mujeres, sino a sus hijos, familiares y seres queridos, para causar aún más sufrimiento”, explicó a DW Monique Thiteux-Altschul, directora ejecutiva de la Fundación Mujeres en Igualdad (M.E.I.).

De acuerdo con estadísticas oficiales, en Argentina hay 50 ataques sexuales por día. En 2015 hubo 8,7 violaciones cada 100.000 habitantes. Entre 2008 y 2015 hubo un aumento de un 78 por ciento de los feminicidios. El 58% de los homicidas fueron parejas o exparejas de las víctimas, mientras que otro 12 por ciento fue cometido por familiares. De esa manera, 7 de cada 10 mujeres fueron asesinadas por personas de su círculo íntimo.

Según la experta, "un factor muy poco tenido en cuenta es el gran macho argentino. Se ha capacitado a las mujeres y a la comunidad LGBT para tomar conciencia sobre su autonomía y sus derechos, pero muchos hombres que aún forman parte de una tradición patriarcal se sienten relegados”, explica.

"Estamos viviendo una época de expresión de la violencia en todas sus formas y esto se traduce en la violencia dentro de las parejas”, aclara, por su parte, a DW Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer, FEIM, e impulsora del movimiento #Niunamenos. El acceso a armas de fuego y armas cortantes es muy fácil y se ha perdido el control que producía la vergüenza o el temor al 'que dirán'. Por eso ahora se pasa a una agresión muy grave muy rápidamente. Antes había un periodo más lento de violencia psicológica y luego se pasaba a la física”, dice. 

Mabel Bianco, presidenta de FEIM.
Mabel Bianco, presidenta de FEIM.Imagen: Gisela Grunin

Madre, mujer, santa y puta

El psicoanalista argentino Sergio Zabalza explica así el fenómeno en una nota en el diario Clarín del 8.11.2016: "Estos feminicidios múltiples revelan quizás algo de lo que palpita en la psiquis de estos desquiciados: pareciera que matan en su fantasía a una Madre que también quiere ser mujer”. "Al macho del siglo XXI la Toda Madre se le transforma en Toda Mujer”, dice Zabalza, y su conjetura es que el machismo asesino es el intento fallido de "neutralizar a una madre que aparece como omnipotente”.

¿Es esto consecuencia de una cultura en la que se idealiza la figura materna a tal punto de provocar una dicotomía de tal dimensión? "En Argentina existe todavía la tradición del tango, en la que la mujer es buena y maravillosa cuando es la madre y pasa a ser una puta cuando es pareja y quiere su autonomía”, opina Monique Thiteux-Altschul. "La mujer es vista, y eso sin diferencias de clase, de capas sociales ni de acceso a la educación, como una propiedad. Cuando pierde el control sobre esa propiedad, el varón se vuelve loco”, afirma. "Esto ya no es amor, es que su machismo no les permite que sean de otro. Es la posesión por la práctica sexual”, coincide Mabel Bianco.

También el aumento en el consumo de drogas, que está fuera de control desde hace algunos años, ahora hace estragos, señala la experta: "Hay numerosos casos de sometimiento a través de las drogas, y de chicas muertas por sobredosis. Las secuestran y les dan droga para violarlas en grupo.”

De todos modos, esas posibles causas no terminan de explicar la magnitud que ha cobrado la violencia contra las mujeres en Argentina. El cuerpo de la mujer se ha convertido en un campo de batalla en el que se escenifican actos totalmente deshumanizados. "Los hombres que atacan a las mujeres entran en una alucinación de poder sin siquiera pensar en que pueden ir presos. En muchos casos se suicidan después de haber matado a la mujer”, subraya Monique Thiteux-Altschul, una de las voces más importantes del movimiento feminista en Argentina. "Ahí se ve también la poca importancia que tiene para ellos su propia vida”.

Monique Thiteux-Altschul, directora de la Fundación Mujeres en Igualdad (M.E.I.).
Monique Thiteux-Altschul, directora de la Fundación Mujeres en Igualdad (M.E.I.).Imagen: Monique Thiteux-Altschul M.E.I.

Empezar por la educación y la Justicia

La posibilidad de un cambio cultural que frene esta ola de violencia de género la experta la ve "dentro de varias generaciones”. Según ella, lo más importante es empezar por la educación, especialmente entre los adolescentes, que "están ávidos de respuestas".

Para Mabel Bianco, lo más urgente es promover la igualdad entre hombres y mujeres y ligarla a la desaparición de la violencia de género para que no se quede solo en un cliché. Además, "hay que mejorar los programas de acompañamiento de las mujeres que denuncian, ya que se promueve la denuncia pero no se cuenta con mecanismos de apoyo y seguimiento post-denuncia”.

"Creo que habría que empezar por reducir la idealización de la madre abnegada para empezar a ver a la mujer como lo que realmente es: una persona con autonomía propia y derechos”, subraya, por último, Monique Thiteux-Altschul. El factor económico no está excluido de la problemática, ya que el porcentaje de mujeres jefas de familia en Argentina es muy alto. En 2012 eran ya más de 4 millones. "Son ellas las que manejan el magro presupuesto, gastando casi todo en la crianza de los hijos. Antes era el varón el que decidía todo, también cómo gastar ese dinero. Ahora es la mujer la que decide.”