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Cumbre de la ONU: Scholz promueve finanzas sostenibles

Ines Pohl | Thomas Latschan
18 de septiembre de 2023

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible sirven como pautas sobre cómo tratar a nuestro planeta en el futuro. La cumbre de Nueva York, en la que participa el canciller alemán, hará un balance provisional de su cumplimento.

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Primer plano del canciller federal alemán, que mira de reojo, con detrás el logotipo del evento "La audacia de la paz", conformado por la silueta de la Puerta de Brandenburgo coloreada con vistosos tonos y una paloma de la paz blanca (que no se ve, tapada por la cabeza de Scholz).
Olaf Scholz, la semana pasada durante un acto de la Comunidad Sant'Egidio en Berlín.Imagen: Markus Schreiber/AP Photo/picture alliance

La Agenda 2030 de las Naciones Unidas, con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, es compleja y no necesariamente intuitiva ni fácil de entender. Esa es una de las razones por las que le resulta difícil penetrar en la conciencia pública. Pero el hecho de que el propio canciller alemán, Olaf Scholz, viaje a Nueva York los días 18 y 19 de septiembre para participar en la Cumbre de Sostenibilidad de la ONU subraya la importancia que otorga a esta Agenda 2030 el Gobierno federal.

Las metas de la agenda, esos 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), son ambiciosas: el proyecto, adoptado por la ONU en 2015, trataba nada menos que de intentar vencer al hambre y la pobreza en quince años, pero también de entender la prosperidad bajo un nuevo baremo en el cual el ingreso per cápita, por sí solo, ya no es el factor decisivo. El crecimiento económico del futuro deberá diseñarse para ser compatible con la sostenibilidad ecológica.

Por eso, la implementación de los ODS está estrechamente vinculada a los objetivos del Acuerdo de París . Incentivando unas economías sostenibles con bajas emisiones. Los ODS abordan las tres dimensiones de la sostenibilidad: social, económica y ambiental. Los objetivos incluyen, entre otras cosas, una lucha global contra la pobreza y el hambre, acceso general a una educación de alta calidad, energía limpia y asequible, lucha contra las desigualdades sociales y mucho más.

Reveses provocados por el covid-19 y la guerra de Ucrania

"Al principio se lograron importantes avances, pero la pandemia de covid-19 y la guerra en Ucrania nos hicieron retroceder", afirma Bärbel Kofler, secretaria de Estado parlamentaria del Ministerio de Desarrollo. El número de personas en la pobreza extrema, que había bajado de casi dos millones en todo el mundo a 650 millones entre 1991 y 2019, volvió a subir con la pandemia. Ya entonces se ponía en duda que se pudieran cumplir los objetivos. Y además la inflación posterior fruto de la guerra en Ucrania aumenta la brecha entre ricos y pobres y amenaza la seguridad alimentaria.

Por eso, según Kofler, la iniciativa necesita ahora un nuevo impulso. "Cuando viajo al continente africano, pero también a Asia y al sudeste asiático, el aumento de los precios de los alimentos y de los fertilizantes es un tema muy importante; un aumento, por supuesto, que también tiene que ver con el cambio climático, pero sobre todo con la guerra en Ucrania, así como la situación de los precios de la energía", enumera. Todos estos factores retrasan la implementación de la agenda, afirma Kofler.

¿Nuevo viento de cola para un mundo mejor?

António Guterres también entra en escena: "Debemos cumplir con nuestra obligación de apoyar a las personas, comunidades y naciones más vulnerables del mundo. Crear una economía global que beneficie a todos requiere acciones audaces", dice el secretario general de la ONU. Es su nombre el que se asocia con el éxito -o el fracaso- de la agenda. Para muchos, la reunión de Nueva York es un momento decisivo para su legado. Esperan que sus habilidades diplomáticas puedan dar un impulso adicional a la implementación global de los objetivos de los ODS.

Tiene asegurado el apoyo del Gobierno federal alemán. Olaf Scholz asistirá personalmente a la reunión. "La Agenda 2030 con los 17 objetivos de sostenibilidad es un hito en la cooperación multilateral y una importante brújula para nuestras acciones globales", afirmó el canciller a DW.

Banco Mundial: ¿pionero de la inversión sostenible?

"Finanzas sostenibles" es el concepto clave que Scholz quiere poner en primer plano. "En la cumbre de los ODS, Alemania trabajará para fijar el rumbo necesario para una implementación acelerada, por ejemplo, mediante reformas en el ámbito de la arquitectura financiera internacional. Los flujos financieros públicos y privados deberían estar más alineados con los objetivos de sostenibilidad para aumentar el margen financiero para una transformación social y ecológica", explica el canciller.

El plan: si las empresas quieren acceder a financiación, préstamos o inversiones en el futuro, deben hacer pública de forma transparente y comparable la información relevante sobre el grado de sostenibilidad de sus actividades. De este modo, las inversiones podrán dirigirse específicamente a actividades ecológica y socialmente sostenibles. El presidente francés, Emmanuel Macron, también propuso recientemente una reforma del sistema financiero internacional.

O en promover la reducción global de las desigualdades. "Éste es uno de los objetivos más infravalorados de la agenda de la ONU", afirma Bärbel Kofler. "Es tan importante porque está vinculado a muchas otras cuestiones, como el acceso a la educación o a la salud, la cuestión de la igualdad o de quién tiene acceso a los recursos y a la energía", explica la política del SPD. En concreto, pide una reforma del Banco Mundial, que debe convertirse en "pionero" de esta transformación global del sector financiero. Debe invertir más en proyectos sostenibles, lo que requiere una nueva declaración de su misión y nuevos modelos de financiación y de negocio.

Escepticismo en el Sur Global

Si bien Alemania viaja a la cumbre con un claro compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el sentir en muchos países del Sur Global es de cautela. Para ellos, los objetivos no van suficientemente lejos, y critican que son declaraciones de intenciones sin efecto vinculante y, por tanto, tienen poca confianza en una implementación coherente de los ODS. También están molestos porque las naciones ricas industrializadas han incumplido repetidamente sus promesas pasadas, como los compromisos financieros para ayudar a los países más pobres a adaptarse al cambio climático.

Hay preocupación ante la falta de respuestas reales para implementar efectivamente esos objetivos en la actual situación geopolítica. António Guterres no ha logrado cambiar este sentimiento. Por eso hay grandes expectativas en la cumbre. Todavía quedan siete años hasta 2030, muy poco tiempo dados los enormes desafíos del presente.

(lgc/mn)